La gente se va y no sé pero se va…¿dónde?, pues a saber, hay tantos sitios donde ir. Se especula que tal vez al Limbo, al Infierno o al Cielo, pero nadie sabe donde vamos cuando dejamos de existir. Entonces es el momento de volar con el alma, que es la esencia que nos queda, así nos lleva donde nos depare a cada uno de nosotros, pero yo lo desconozco. A mi me gustaría estar en un sitio donde reinara la paz, y hubiera mucho verde, y flores, hasta un arroyo cristalino, con olor a agua fresca, y que en esa agua se reflejara mi rostro, ¿pero qué digo mi rostro?, tal vez no tenga forma después de muerta. Lo mismo seremos una luz brillante allá en el cielo. Hoy estoy triste, porque alguien se ha ido, sin avisar, en silencio y con las manos extendidas como queriendo alcanzar algo, que tal vez alcanzó, pero que no sabremos nunca, porque no dijo nada, cerro sus cansados ojos, dejando su corazón de funcionar, se calló, y no dijo más. Su cuerpo ahora inerte contemplado por sus seres queridos, de pena entristecidos, entre lágrimas, y suspiros. Otra vida que se fue…para no volver, y en este silencio me siento impotente, de no saber que hacer, callar, llorar, recordar, la pena me envuelve, un llanto me ahoga, el nudo que no deja omitir palabra. Tengo pena, hoy estoy triste, porque alguien se ha ido de este mundo, al cual no creo volver a ver jamás. Tan sólo me queda ese recuerdo, bonito recuerdo, que dejo huella simplemente para las personas que lo quisieron de corazón. ¡Descansa en Paz!
© 2010 Rosana Martí
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