quinta-feira, 7 de outubro de 2010

Llámame Viejo por Mario Beer-Sheva



Puedes llamarme viejo, si te apetece. Puedes recordarme que te duplico la edad, si eso te da seguridad de no enamorarte. Pero tú y yo, sabemos, que la edad no calmará nuestro amor. Nuestro mutuo deseo. Cuando estamos juntos, olvidas todo eso, y disfrutas, tanto como yo, este amor que tarde nos llegó. La edad, como la distancia, no es motivo para dejar de soñar con un amor marchito.
Tú eres muy joven, para mi, pero tus ojos hablan un idioma distinto que tu boca, tus labios, tus húmedos labios, no saben de edad, tienen sed de amor y buscan calmar su sed con otros labios. El oasis del amor no ha llegado a tu vida, y buscas, y buscas, sin hallar consuelo, lo que grita tu corazón, lo que implora tu alma, lo que pides a tu Dios. Y respuesta no tienes.
Puedes llamarme viejo, y lo soy, en años, pero no en amor. En amor soy joven, todavía puedo enamorarme y enamorar,¡tú lo sabes bien! Puedo tener una mujer en mis brazos, y besarla con tanta pasión que olvida mis años, y los de ella también. Puedo acariciar su cuerpo, hasta encender su pasión, puedo hablarle al oído, con palabras románticas, que le quitará el aliento y perderá la noción
del tiempo, del lugar, y de mi edad no se acordará.
¡Llámame viejo, si eso adormece tu conciencia! Pero no te engañes, tengo mis años y mi experiencia. ¡Y esto último te hará feliz!


Mario Beer-Sheva


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