sábado, 30 de outubro de 2010

Poemas César Vallejo





“He nevado tanto para que duermas”…


César Abraham Vallejo Mendoza, nace el 16 de marzo del 1892 en Santiago de Chuco-Perú. Escritor y poeta peruano considerado entre los más grandes innovadores de la poesía del siglo XX. Sus estudios primarios los realiza en el Centro Escolar del mismo Santiago de Chuco, pero desde abril de 1905 hasta 1909 estudia la secundaria en el Colegio Nacional San Nicolás de Huamachuco. En 1910 se matricula en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo, pero debido a la carencia económica retorna a su pueblo, con el propósito de trabajar y ahorrar para continuar luego sus estudios. En 1911 viaja a Lima para matricularse en la Facultad de Medicina de San Fernando, pero nuevamente abandona el claustro universitario por razones económicas o tal vez por desilusionarse de dicha carrera. En 1913 regresa a Trujillo con el propósito de retomar sus estudios universitarios en Letras. A fin de costearse sus estudios, trabaja como maestro en el Centro Escolar de Varones, y luego como profesor del primer año de primaria en el Colegio Nacional de San Juan. El 22 de septiembre de 1915 se gradúa de bachiller en Letras con su tesis El romanticismo en la poesía castellana.
Publica sus primeros poemas en los diarios y revistas locales (algunas de las cuales son recogidas por publicaciones de Lima). Vallejo abarcó prácticamente todos los géneros literarios: poesía, narrativa (novelas y cuentos), teatro y ensayo. Se debe también mencionar su copiosa labor periodística (crónicas y artículos).
La lírica es en donde Vallejo alcanza su verdadera expresión y sus más altas cotas.

Consta de tres etapas:

Etapa modernista.

El poeta nos habla de lo nativo. Allí están las profundas vivencias de los sucesos cotidianos, la vida familiar y aldeana, el paisaje tierno y eglógico, pero expresados todavía con el gusto modernista y las formas métricas y estróficas de la poesía clásica. También encontramos temas más elevados como la protesta contra el destino del hombre, la muerte, el dolor, la conciencia de orfandad, el absurdo, todos ellos tratados por el poeta con un acento muy personal.

Etapa vanguardista.

Su perplejidad ante el mundo se había acrecentado: la muerte de su madre, sus fracasos amorosos, la experiencia de no ser aceptado totalmente en Lima y su estadía en una lóbrega cárcel de Trujillo, son los principales acontecimientos que marcaron el profundo sentimiento de exclusión del poeta. Estas experiencias forjaron en él ese sentimiento de ser humano preso de la existencia o de la sociedad y fueron el origen del desgarramiento del poeta, del dolor infinito que encierra cada poema, y de su densidad y hermetismo.

Etapa revolucionaria.

En esta nueva fase de su poética su lenguaje es pues más accesible para el lector común. El poeta buscaba precisamente acercarse más al pueblo. Se considera que uno de los factores que más influyó en este cambio de rumbo de su poesía fue su adhesión al marxismo, pensamiento que coincidía con algunas de las preocupaciones que lo habían acompañado a lo largo de su vida. Si bien la nota reiterativa en estos poemas sigue siendo la insatisfacción del poeta ante la vida y el pertinaz dolor de vivir; sin embargo, esta vez trae consigo una nota de esperanza. Ella radicaría en su fe en la unidad de todos los hombres.

A inicios de 1938 se encuentra trabajando en París como profesor de Lengua y Literatura, pero en marzo sufre de agotamiento físico. El día 24 de marzo es internado por una enfermedad desconocida (después se supo que fue la reactivación de un antiguo paludismo que sufrió de niño). Fallece el 15 de abril del 1938 en Paris-Francia.







POEMAS





DESHOJACIÓN SAGRADA



Luna! Corona de una testa inmensa,

que te vas deshojando en sombras gualdas!

Roja corona de un Jesús que piensa

trágicamente dulce de esmeraldas!


Luna! Alocado corazón celeste

¿por qué bogas así, dentro la copa

llena de vino azul, hacia el oeste,

cual derrotada y dolorida popa?


Luna! Y a fuerza de volar en vano,

te holocaustas en ópalos dispersos:

tú eres talvez mi corazón gitano

que vaga en el azul llorando versos!...



DESHORA


Pureza amada, que mis ojos nunca

llegaron a gozar. ¡Pureza absurda!


Yo sé que estabas en la carne un día,

cuando yo hilaba aún mi embrión de vida.

Pureza en falda neutra de colegio;

y leche azul dentro del trigo tierno

a la tarde de lluvia, cuando el alma

ha roto su puñal en retirada,

cuando ha cuajado en no sé qué probeta

sin contenido una insolente piedra,

cuando hay gente contenta; y cuando lloran

párpados ciegos en purpúreas bordas.


Oh, pureza que nunca ni un recado

me dejaste, al partir el triste barro,

ni una migaja de tu voz; ni un nervio

de tu convite heroico de luceros.


Alejaos de mí, buenas maldades,

dulces bocas picantes...


Yo la recuerdo al veros ¡oh mujeres!

Pues de la vida, en la perenne tarde,

nació muy poco ¡pero mucho muere!




DESNUDO EN BARRO


Como horribles batracios a la atmósfera,

suben visajes lúgubres al labio.

Por el Sahara azul de la Sustancia

camina un verso gris, un dromedario.


Fosforece un mohín de sueños crueles.

Y el ciego que murió lleno de voces

de nieve. Y madrugar, poeta, nómada,

al crudísimo día de ser hombre.


Las Horas van febriles, y en los ángulos

abortan rubios siglos de ventura.

¡Quién tira tanto el hilo: quién descuelga

sin piedad nuestros nervios,

cordeles ya gastados, a la tumba!


¡Amor! Y tú también. Pedradas negras

se engendran en tu máscara y la rompen.

¡La tumba es todavía

un sexo de mujer que atrae al hombre!



AMOR PROHIBIDO


Subes centelleante de labios y de ojeras!

Por tus venas subo, como un can herido

que busca el refugio de blandas aceras.


Amor, en el mundo tú eres un pecado!

Mi beso en la punta chispeante del cuerno

del diablo; mi beso que es credo sagrado!


Espíritu en el horópter que pasa

¡puro en su blasfemia!

¡el corazón que engendra al cerebro!

que pasa hacia el tuyo, por mi barro triste.

¡Platónico estambre

que existe en el cáliz donde tu alma existe!


¿Algún penitente silencio siniestro?

¿Tú acaso lo escuchas? Inocente flor!

... Y saber que donde no hay un Padrenuestro,

el Amor es un Cristo pecador!



AUSENTE



Ausente! La mañana en que me vaya

más lejos de lo lejos, al Misterio,

como siguiendo inevitable raya,

tus pies resbalarán al cementerio.


Ausente! La mañana en que a la playa

del mar de sombra y del callado imperio,

como un pájaro lúgubre me vaya,

será el blanco panteón tu cautiverio.


Se habrá hecho de noche en tus miradas;

y sufrirás, y tomarás entonces

penitentes blancuras laceradas.


Ausente! Y en tus propios sufrimientos

ha de cruzar entre un llorar de bronces

una jauría de remordimientos!






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